lunes, 11 de abril de 2016

Confesión



Y confieso que la razón se queda atónita
 ante el prodigio del amor, 
de la extraña obsesión
 que hace que esa misma carne 
de la cual nos preocupamos tan poco 
cuando se trata de nuestro propio cuerpo
 pueda inspirarnos tal pasión de caricias, 
sencillamente porque está animada 
por una individualidad que no es la nuestra.

Marguerite Yourcenar

2 comentarios:

Marcelo dijo...

Marguerite!

Marcelo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
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