La luz que envuelve hoy tu casa,
mientras a ella regresas,
es la misma que un día te borró
en la dicha pasajera de saberte amado.
Tanto es así que no eres tú
el que ahora en soledad camina,
sino aquel que nunca acabó de llegar
extraviado en el único paisaje
de la memoria encendida de otro ser.
Por eso un momento te detienes
para, separado del mundo,
escuchar de nuevo la voz
de quien ya no existe,
pero que ahora te otorga
el don inmortal
de volver a nacer dentro de su olvido.
Javier Lostalé
Mi casa
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