Me llamo Soledad y estoy soltera,
quiero decir 
que voy sola al abogado, al médico
y consumo mi vida 
de ventanilla en ventanilla,
en esa lenta droga llamada burocracia.
Tengo dos hijos 
a los que educo para hombres,
en la medida que una mujer 
puede hacer hombres.
Tengo ventiséis años
y, a veces, enfermo de ternura.
Estoy tan sola, 
que alguna vez, me paro ante el espejo
y me sonrío.
Otras veces, para no enloquecer, 
me coloco las pestañas postizas,
los lunares,
me encajo la sonrisa
y ensayo
el pequeño suicidio del diálogo.
Todas las madrugadas
recibo la visita de un extraño
-siempre el mismo-
al que caliento la cama hace ocho años.
Solo por esto me mantiene. 
Elvira Daudet
Giarrano
 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
.jpg) 
 
 
 
 
 
 
 

 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
--3.jpg) 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
2 comentarios:
Me ha encantado.
Es un poema muy bello
Publicar un comentario