No sé en qué medida el paisaje hace al hombre.
Hay algunas teorías sobre esto,
pero las teorías
cada vez me satisfacen menos.
De lo que no tengo
dudas
es de la íntima relación existente
entre el
desierto y los ojos
rebosantes de tristeza del dromedario
que camina por él.
1 comentario:
Qué triste"desierto", la usemos como la usemos y, sin embargo, qué misterio lejano y exótico evoca.
Un abrazo, amiga.
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