No son los infinitivos,
sino lo que estos hacen con nosotros.
Permanecer o regresar;
salir a flote o sumergirse,
y desde el fondo contener
a duras penas la respiración;
arrastrar o arrastrarse.
No es la palabra, sino su huella
oculta bajo el barro de los días.
Anfibio amor, extraño animal
de sangre fría y corazón caliente,
capaz de camuflarse entre los verbos.
Alfonso Brezmes
2 comentarios:
Oh, Beatriz, ¡qué poema!
Gracias.
Y la imagen tan acorde como siempre.
Un beso, mi querida Beatriz.
Que pases un feliz día.
Gracias Rosa. Un beso.
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