El centro del amor
no siempre coincide
con el centro de la vida.
Ambos centros se buscan entonces
como dos animales atribulados.
Pero casi nunca se encuentran,
porque la clave de la coincidencia es otra:
nacer juntos.
Nacer juntos,
como debieran nacer y morir
todos los amantes.
Roberto Juarroz
2 comentarios:
Tiene razón el poeta con ese centro.
Besos, Beatriz
Gracias Maite. Sí, tiene rezón.
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