He oido el contar de muchos años
y muchos años tendrían que atestiguar un cambio.
blog de rescate de la historia familiar, de la patagonia, vivencias, recuerdos, arte y poesía
He oido el contar de muchos años
y muchos años tendrían que atestiguar un cambio.
Es la hora
Abrázate en paz
Tienes toda la noche
por delante.
Busca en la selva
dentro de ti
un lugar inaccesible.
Duerme tranquilo,
cada sueño es un pétalo
que cae sobre la tierra.
Pasa con lentitud
la última página.
Cierra el libro.
Alfredo Buxán
Buchholz
Las casas de París no temen al viento ni a la
imaginaciónSube, muchacha.
Es el último viaje de la noche.
Tengo las manos llenas de ciudad callada.
Atrás quedaron tangos, bandoneones,
clientes del amor y copa cara.
Quedó ese ruin motivo de la vida para gastarla.
Tengo un látigo atroz que a nadie pega.
Sube, muchacha.
Atrás quedaron súplicas, promesas, historias desveladas,
cigarrillos fumados tango a tango, recuerdos sin palabras
y rostros amplios de deseos y manos calentadas.
Quedó la charla inútil con gardeles,
con ferreyras, con leguisamos -¡siempre!-
y las caras infladas de negocios muy redondos al borde de unas vacas.
Tengo un coche muy pobre y con capota.
Sube muchacha.
Tu cadera se da a los marineros,
a los que juegan a tres bandas,
a los esposos crueles y cristianos,
a los pobres de amor y a los de plata.
Se dan en turbios rincones oportunos,
o en sitios con lámparas de pie y porcelanas,
o en lugares de nadie, o en una simple plaza.
Tengo un caballo flaco, a lo quijote.
Sube, muchacha.
Pero cuando te diste, diste todo.
Tu cretona, tu sensación de rosa
y tu frustrada sensación de espina.
Diste el reír, el cuerpo y la mirada.
Tengo, también, alguna larga calle con faroles
y el adoquín con luna en esquina pisoteada.
Te vio crecer cierto fondín del barrio
que transpiraba vinos y cebollas.
Tu cama tenía por dosel las culpas de los otros
y llorabas muy bien lo que llorabas.
¿Fue por Dock Sur? ¿O fue en San Telmo?
¿O fue en Boedo, o en la Boca, o en Tablada?
Nadie te puede averiguar la zona.
Se sabe que fue un barrio. Casi nada.
Tengo, además, el pulso firme del auriga
y un viejo amor por todo lo que amarga.
Me duele tu regreso como me duele sorprender
a un pájaro amanecido en una jaula.
Dame esa tristeza propia de los seres que se acuestan,
azules, de mañana y toma el látigo y las riendas
para el último viaje por la ciudad callada.
Tengo un pequeño corazón de estaño
dispuesto a sollozar.
Sube, muchacha.
Mario Jorge de Lellis
Pintura:Fabián Pérez
Los dos están convencidos
Ni el olor de las lilas como entonces,
Bien sé que he de deciros adiós,
Enciende la candela, y mira
cuán extensa es la sombra
de este pequeño libro.
La llama te revela
lo que no está ahí escrito,
la parte del silencio.
Este adentro
solo lo muestran las candelas.
José Jiménez Lozano
Una vez fui una chica con futuro.
Leía en latín a Horacio y a Virgilio
y recitaba a Keats completo de memoria.
Al entrar en sus cuevas, los adultos
me capturaron: comencé a parir
hijos de un hombre necio y vanidoso.
Ahora cuando puedo lleno el vaso
y lloro al recordar algún verso de Keats.
Una mujer ignora, cuando es joven,
que no hay lugar alguno
donde poder quedarse para siempre.
Y no comprende porque nunca llega
aquel o aquella donde hallar descanso.
Las muchachas lo ignoran: los principios
no se parecen nunca a los finales.
Margarit
"En un súbito impulso se abrazaron,
se abrazaron, se abrazaron.
Metiendo cada uno en su pecho el del otro
hasta besarse con los corazones".
Hay lugares que,
No te rindas ahora. Ese dolor
pequeño que te parece a ratos otra cosa,
una ola terrible
que amenaza llevarse por delante
algo más que la vida, es solo ruido
y alboroto.
Es el miedo que tiembla.
Un manotazo al aire que da el alma
para recomponerse.
No te rindas y espera.
Cuando el viento, de nuevo, se lo lleve,
verás el rostro intacto de las cosas,
la obstinada belleza de lo que te rodea.
Alfredo Buxán