jueves, 28 de abril de 2022

Mi casa, esta mujer



 Mi casa es esta mujer que ahora duerme a mi lado. Como ella, con ella, todo a mi alrededor reposa. Cuando ella despierte, también lo harán las cosas. Volverán a abrirse las puertas, correrá el agua otra vez, los pasos avivarán la vieja escalera, caerá de nuevo la luz sobre las plantas. Yo retornaré a mi mesa, a las palabras, y su voz, como un halo, circundará mi día. Cuando ella se haya ido a su trabajo, alzaré los ojos de la página, y un tapiz, un clavel, un amuleto inesperado en la cocina de la casa repetirán el nombre de esta mujer que todo lo pobló con su presencia y el acierto de sus manos. Ella es mi casa, puerta mayor de acceso al sentido de estos cuartos. Si el egoísmo o la indiferencia quiebran nuestro encuentro, la casa se oscurece. Como una dura denuncia de soledad sin remedio, las paredes se cargan de presagios, se repliega el color de cada cosa, la casa se vacía, y habitarla es quedar a la intemperie. Mi casa es esta mujer que ahora duerme a mi lado. Cuando ella anda lejana, todo es lejano en la casa; con ella se van en tropel las cosas de mi entorno, y estar aquí se vuelve una tortura; acosa cada sitio, cada paso lastima, rincones y objetos se hacen inservibles. Y la casa recuerda, en un susurro triste, que alguna vez supimos ser mejores. Si renace la alegría, renace la casa. Cuando la lucidez o el deseo vuelven a reunirnos, la casa otra vez se ilumina: tienen sentido mis papeles, cada cuarto es la evidencia de un proyecto. La casa entera es una fiesta y por la vieja escalera vuelve a correr el aliento suave y denso de la vida.

Santiago Kovadloff
Chalme

miércoles, 27 de abril de 2022

Mientras tú existas


 

Mientras tú existas,

mientras mi mirada
te busque más allá de las colinas,
mientras nada
me llene el corazón,
si no es tu imagen, y haya
una remota posibilidad de que estés viva
en algún sitio, iluminada
por una luz cualquiera...
Mientras
yo presienta que eres y te llamas
así, con ese nombre tuyo
tan pequeño,
seguiré como ahora, amada
mía,
transido de distancia,
bajo ese amor que crece y no se muere,
bajo ese amor que sigue y nunca acaba.
Ángel González

domingo, 24 de abril de 2022

Tréboles

 



Cada vez que me despierto

mi boca vuelve a tu nombre
como el marino a su puerto.
Este volver a empezar
cada jornada sin ti,
esta sensación de mar
que navego y ya perdí...
Como si mi voz te alcanzase,
murmura: Amour adoré,
¿No puedes oírme? No sé.
Vivos estamos en la frase.
¡Qué lejos ayer de hoy!
Hondo ayer: dos fuimos uno.
Hoy no estás y yo no soy.
Gentes que me son extrañas:
esas que me creen solo
sin ver que tú me acompañas.
Así voy sin ti: perdido
por entre gentes que anulan
nuestro amor bajo su olvido.
La Patria, lejos, en el lodo.
Soledades alrededor.
Navidad a pesar de todo:
hijos, su recuerdo, mi amor.
La memoria, malla a malla,
me cubre armando su mundo.
Interior, mi noche calla.
En tu recuerdo me hundo.
Ya te lo decía yo.
Era imposible el olvido.
Fuimos verdad. Y quedó.
Sobre esta misma almohada
me acompañó su cabeza.
Sé ya ahora cómo empieza
la blancura de la nada.
Despierto y como no estás,
no me suena el mundo a mundo:
nunca a solas no hay compás.
¡Estaba yo tan contento
de ser yo, yo para ti!
¡Qué alegría ser así
dos historias en un cuento!
Lo que un día me dijiste
de nuevo suena en mi oído.
La soledad no es tan triste.
Ser es también no haber sido.
Jorge Guillén
Modigliani

domingo, 17 de abril de 2022

De madrugada


 


La niña que fui
vuelve con la noche,
me toma de la mano
y pide que cierre los ojos:
oigo el ladrido del perro,
un movimiento de sillas
y la voz de papá.
No abras los ojos, insiste
la niña y siento una caricia
sobre mi pelo negro,
tiemblo al reconocer
ese olor familiar.
No te vayas, murmuro,
no me despiertes.


María Laura Decésare


Obrigada a https://ruadaspretas.blogspot.com/

viernes, 15 de abril de 2022

Un poema de amor



 Cuando hable con el silencio

cuando sólo tenga una cadena
de domingos grises para darte

cuando sólo tenga un lecho vacío
para compartir contigo un deseo
que no se satisface ya con los cuerpos de este mundo

cuando ya no me basten las palabras del castellano
para decirte lo que estoy mirando

cuando esté mudo de voz de ojos y de movimiento

cuando haya arrojado lejos de mí
el miedo a morir de cualquier muerte

cuando ya no tenga tiempo para ser yo
ni ganas de ser aquel que nunca he sido

cuando sólo tenga la eternidad para ofrecerte
una eternidad de voces y de olvido

una eternidad en la que ya no podré verte
ni tocarte ni encelarte ni matarte

cuando a mí mismo ya no me responda
y no tenga día ni cuerpo

entonces seré tuyo
entonces te amaré para siempre.

Homero Aridjis

lunes, 11 de abril de 2022

Te deseo

 


Te deseo
el gozo de ver el amanecer
la paz de escuchar al viento
el sonido al pisar las hojas en otoño
el ver volar a un colibrí
la sonrisa de tu hijo
la caricia del sol en invierno
el olor del recuerdo
las lágrimas de un duelo
Te deseo,
Sentir los colores del arco iris
la furia del mar
la obscuridad del temor
la bondad de la mentira
la impotencia en la frustración
Te deseo,
Un beso inesperado
el perdón a ti mismo
el vuelo del apego
y el sabor de la pasión
Te deseo
mariposas en tu vientre
coraje en tu misión
compasión por tu prójimo
y amor, amor, montones de amor...
¡Deseo manifestarme a través de ti!
Soy tu vida...
Aurora Orozco
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