La niña que fui
vuelve con la noche,
me toma de la mano
y pide que cierre los ojos:
oigo el ladrido del perro,
un movimiento de sillas
y la voz de papá.
No abras los ojos, insiste
la niña y siento una caricia
sobre mi pelo negro,
tiemblo al reconocer
ese olor familiar.
No te vayas, murmuro,
no me despiertes.
María Laura Decésare
Obrigada a https://ruadaspretas.blogspot.com/
2 comentarios:
Una sensación especial cuenta el poema.
Besos
Gracias Maite
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