domingo, 11 de octubre de 2009

Amé


Amé.
Es incomprensible
como el temor de los árboles.

Ahora estoy extraviado en la luz
pero yo sé que amé.

Yo vivía en un ser
y su sangre se deslizaba por mis venas
y
la música me envolvía
y yo mismo era música.

Ahora,
¿quién es ciego en mis ojos?
Unas manos pasaban sobre mi rostro
y envejecían dulcemente.
¿Qué
fue existir entre cuerdas y olvidos?
¿Quién fui en los brazos de mi madre,
quién fui en mi propio corazón?

Es extraño:
solamente he aprendido
a desconocer y olvidar.
Es extraño:

Todavía el amor

habita en el olvido.


Antonio Gamoneda
Pintura:
Charles Spencelayh. Failing memories

6 comentarios:

Marcelo dijo...

El temor de los árboles es incomprensible. El nuestro también, para los árboles.
Un beso Beatriz

un abril encantado dijo...

...he buscado el amor toda mi vida, consciente de la prisión que me aguarda cuando todo termine...
Un abrazo amiga, Lourdes Ferrándiz

Anónimo dijo...

amé, como amo el arte em forma e palabras o el milagro de existir alguiem que ve el mundo con la imaginación divina. Tenéis un corazón capaz de entremezclar una sencillez y grandeza capaz de rescatar el polvo mágico de la belleza con el que Dios creó el universo. abrazos de Geovane.

Anónimo dijo...

Beatriz
“Esta luz” que nos donó el poeta, “…incomprensible / como el temor de los árboles”, nos recuerda que “todavía el amor / habita en el olvido.” No obstante, amiga mía, también lo dice el poeta, “…aún tienes / el viento y la distancia.”
¡Claro que sí!, seguiremos leyendo los poemas de Gamoneda y recordando a nuestros padres.
Un beso,
Cecilio

Beatrice dijo...

Ay Cecilio, "aprender a desconocer y olvidar..." qué terrible es eso.
Gracias por compartir la lectura de este poema.
¡Grande Gamoneda!

Ana dijo...

Amiga. lo primero que hice esta mañana cuando encontré el poema de Gamoneda fue venir a ver si tú habrías compartido alguno y, de ser así, por qué yo no le recordaba. Memoria tengo bastante...¿Qué estaría pasando?
Me lo perdí. Por "Hache o por be" ;)
Pero fíjate, qué cosas, nada pasa por casualidad y yo necesitaba leeros. A vosotros, como cinco faros.
(La poesía contribuye, en gran medida, a estados transitorios de enajenación)

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