Simplemente
no me acostumbro
a ver llegar la tarde,
el vuelo de los tordos,
el ruido del canal,
las lágrimas malévolas
de los floripondios,
y el dormitar envidiable
de los gatos
sin compartirlo
con tus ojos azules.
no me acostumbro
a ver llegar la tarde,
el vuelo de los tordos,
el ruido del canal,
las lágrimas malévolas
de los floripondios,
y el dormitar envidiable
de los gatos
sin compartirlo
con tus ojos azules.
Jorge
Teillier
4 comentarios:
PRECIOSAS PALABRAS.
HAY COSAS A LAS QUE ESTÁ BUENO NO ACOSTUMBRARSE
SALUDOS
Aquí llevo un buen rato, hasta tiempo he tenido para imaginar ese telegrama entre mis manos...¡Ay!
A quirn no le gustaria recibir un telegrama como ese, seria una delicia
Hola "Escribir..." tienes toda la razón-
Ana:ya no se reciben telegramas, ni cartas...qué nostalgia y un telegrama como ese sería hermoso y una delicia como dice Odel tenerlo entre las manos.
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