jueves, 22 de marzo de 2012

A mano amada

A mano amada,
cuando la noche impone su costumbre de insomnio
y convierte
cada minuto en el aniversario
de todos los sucesos de una vida;

allí,
en la esquina más negra del desamparo, donde
el nunca y el ayer trazan su cruz de sombras,

los recuerdos me asaltan.

Unos empuñan tu mirada verde,
otros
apoyan en mi espalda
el alma blanca de un lejano sueño,
y con voz inaudible,
con implacables labios silenciosos,
¡el olvido o la vida!,
me reclaman.

Reconozco los rostros.
No hurto el cuerpo.

Cierro los ojos para ver
y siento
que me apuñalan fría,
justamente,
con ese hierro viejo:
la memoria.


Angel González
Pintura: Remedios Varo. Insomnia

2 comentarios:

Francisco Méndez S. dijo...

Cuando los recuerdos asaltan y le exigen ¡el olvido o la vida! es apuñalado por la memoria, parece la crónica de un asalto A mano armada, con un arma blanca. En este caso lo apuñalan con la memoria.

Que necesaria es a veces la capacidad de olvidar.

En todo caso es un excelente poema de Ángel González.

Abrazo

Beatrice dijo...

Yo le tengo terror al olvido.
Se agradecen tus visitas y comentarios, Francisco

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