lunes, 9 de julio de 2012

Mi casa


Margaritas, petunias, geranios,
vacas, grillos, cordeles, cestos,
mariquitas de Dios, maíz, telas de araña.
Las golondrinas dibujan
sobre la pared encalada
idénticos e irrepetibles vuelos.
Sombrero de paja, pantalón corto,
camisa vieja, alpargatas; un día más
en el ajetreo feliz de la casa
y de los días sin fin.
Sábanas blancas de algodón
revolotean en el aire.
Pero un día, blancas sábanas de algodón
y de infancia y de madre...
¿qué haré yo sin eternidad?

Angeles Carbajal
Pintura:Jeff Larson

4 comentarios:

Clarissa Rodriguez dijo...

La felicidad no es eterna.
Pero el recuerdo colorido de la infancia, idealizado en su paso por la memoria, ayuda... mucho; hasta el rumor de unas sábanas o un mínimo rayo de luz, puede ayudar a entrar a ese paraíso.

ana maría parente dijo...

Recuerdos de colores mágicos ,perfumes de ropa impecable ,cotidianeidad que mientras sucede parece y es eterna.Eterna hasta que de golpe cambia a otra eternidad.

eva dijo...

Precioso poema, me ha encantado, sobre todo el giro que da en sus últimos tres versos.

(Me encantaban las mariquitas de Dios,se dejaban coger y me gustaba verlas volar con esas alas tan chicas, rojas y con lunares negros), la niñez, siempre la niñez, fraguadora de nuestra vida.

eva

Beatrice dijo...

La niñez y el verano y la luz y las flores...
¡Qué añoranza!

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