Una noche,
hace tiempo, caminábamos.
De pronto,
enardecidos,
pero
conscientes
-nunca el
amor enturbia la consciencia-,
nos metimos
ahí, para besarnos,
al almacén
oscuro.
Hicimos el
amor en el más puro fuego,
junto al
peligro
-la puerta
estaba rota,
por la
acera pasaban transeúntes…-.
La vida
breve y el amor en vilo.
¿Cómo saber
si en tales ocasiones
el amor nos
preserva
o nos
destruye?
Ahora tras
el rictus con que apenas
señalo la
presencia de esa puerta,
mi consideración
me lleva lejos.
Y en la
lluvia camino.
César Simón
Pintura: Laurie Campbell
5 comentarios:
¡Bellísimos versos!
Parece que la lluvia siempre nos trae a la realidad...
Un abrazo y feliz fin de semana, querida amiga
Yo siempre pensé que nunca el amor enturbia la consciencia. No lo había pensado del amor pero claro, es el mayor de los licores, no?
Gracias Clarissa. Feliz fin de semana para ti también.
Yo pienso que sí,
el amor la enturbia,
enloquece,
engaña,
lastima,
enceguece,
aturde,
y embriaga
como el mayor de los licores.
Después de todo eso....despiertas.
Me quedó mal la idea, va de nuevo!
Yo pensaba que el alcohol nunca enturbia la consciencia. No lo había pensado del amor pero claro, es el mayor de los licores, no?
Publicar un comentario