Me gustan las ciudades, sus plazas,
sus calles, sus esquinas,
sentarme en la terraza de un bar
con un café delante
y dejar que pase el tiempo,
sin hacer nada, sin prisa,
observando esto y aquello,
y luego ir a alguna librería y revolver
un poco en los estantes,
y si hay río cruzar el puente
y repetir la misma operación al otro lado.
Me gusta estar solo entre la gente,
no ser nadie, no tener que ir a ningún sitio
pero poder ir a todos.
Me gusta la primera vez que me asomo
al espejo del baño del hotel,
ese momento de suspense,
recién llegado, cuando
no sabes si va a aparecer tu rostro
o el del último huésped, atrapado aún
en la memoria del azogue.
Me gustan los parques y los ríos urbanos,
sus calles, sus esquinas,
sentarme en la terraza de un bar
con un café delante
y dejar que pase el tiempo,
sin hacer nada, sin prisa,
observando esto y aquello,
y luego ir a alguna librería y revolver
un poco en los estantes,
y si hay río cruzar el puente
y repetir la misma operación al otro lado.
Me gusta estar solo entre la gente,
no ser nadie, no tener que ir a ningún sitio
pero poder ir a todos.
Me gusta la primera vez que me asomo
al espejo del baño del hotel,
ese momento de suspense,
recién llegado, cuando
no sabes si va a aparecer tu rostro
o el del último huésped, atrapado aún
en la memoria del azogue.
Me gustan los parques y los ríos urbanos,
pasear por ellos, a su lado,
especialmente en otoño.
Me gustan las ciudades, sí: andar.
mirar, vivir, enamorarme
de esa mujer del vestido rojo…
especialmente en otoño.
Me gustan las ciudades, sí: andar.
mirar, vivir, enamorarme
de esa mujer del vestido rojo…
Karmelo Iribarren
Pintura: Annick Bouvier
3 comentarios:
me gusta todo eso y también pensar en encontrarme otra cara en el espejo del hotel, o a cierta mujer con cierto vestido.
Yo me quedo sólo con la librería, el café, el puente y el río....paso con el espejo, nada de suspense para mí.jajaja
una cosa no quita la otra! bienvenidos el río, el café, la librería también! Inclusive el anonimato de la ciudad
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