Morder el amarillo.
Apachurrar el rojo hasta el chorizo,
verlo
salir como húmedo reptil.
Embarrarse del verde espinacoso
la camisa.
Hundir los dedos en el blanco
para sentir su crema
adentro de las uñas.
Embadurnar el lienzo con un azul
espeso, gordo, regio;
hacer puré violeta en un bote de
plástico.
Manchar con el naranja esa esquina inviolable;
ver escurrir las gotas del negro sobre el piso.
Dar un brochazo
hiriente pero suave
sobre la superficie tensa.
Deslizar el deseo
con un pincel delgado.
Escuchar el chasquido íntimo del
agua
cuando se mezcla con la pintura;
mover con un palo el fondo
de la lata.
Rascar la arena seca,
hacerla repetir su sonido rasposo
con la espátula.
Buscar el punto pegajoso del marrón
y pellizcarlo.
Pintar con la garganta y la rodilla,
con el bazo
y el páncreas y la lengua
y las palmas abiertas.
Después,
sentarse a oír a Mozart.
Carmen Villoro
Chang Warren
5 comentarios:
Yo nunca comento, pero siempre te leo, y a veces, ni entro por el blog, todos los poemas me llegan al alma. Y a la sangre, y a las visceras. Todos.
Los copio y guardo, en general no conozco a los autores, y son como pequeños hallazgos tus posteos.
Tenía la vana necesidad de contártelo.
Besos.
Y yo de escucharlo, en especial si viene de parte de una amiga del "poeta imperfecto"
Un abrazo
Beatriz
¡Me alegro!
Que bello poema.
Así es,uno no sabe como embarduna y solo logra su cometido cuando mejor expresa lo que siente.
Uno es principiante ,pero el que realmente es pintor creo que ni se debe dar cuenta de donde saca los efectos que plasma.
Y pasarse con el medio, con el aceite...por aprovechar un pegotito absurdo de la paleta. Y todo el cuadro chasquea. Chasqueo de tonta, de "mira que eres tonta". Aznavour suena abajo. Amores perdidos, amores felices...Vidas y más vidas. Ni en el cuadro mantienes el control.
Han llegado mis dos amigas artistas. Este poema lo subí pensando en ustedes... Ana María y Ana de Cádiz que usan los colores para vivir.
Saludos amigas.
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