Se tentaban la piel con la mirada,
trazaban caminos explorados
en la memoria hecha presente
y la espera era un estrecho pasillo
de luz incandescente
con mucho sitio libre.
A veces, por el aire
se oía la tormenta
y un fósforo
hubiera provocado
un incendio mortal.
Pero siempre, recordaba
con el paso del tiempo,
bebían las palabras
en la misma copa
y eran las manos
quienes la servían, delicada.
Begoña Abad
Foto: London, 1960
1 comentario:
Disfrutando a Begoña gracias a mi querida amiga Ana. Un regalo inesperado y maravilloso. Tenemos Begoña para rato en el blog.
¡Gracias amiga!
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