Porque éramos amigos y a ratos, nos
amábamos;
quizá para añadir otro interés
a los muchos que ya nos obligaban
decidimos jugar juegos de inteligencia.
Pusimos un tablero enfrente
equitativo en piezas, en valores,
en posibilidad de movimientos.
Aprendimos las reglas, les juramos respeto
y empezó la partida.
Henos aquí hace un siglo, sentados,
meditando encarnizadamente
como dar el zarpazo último que aniquile
de modo inapelable y, para siempre, al otro.
Rosario Castellanos
Pierre Chevassu
4 comentarios:
Me gustan los partidos porque los partidos, se juegan.
con inteligencia y sin dañar.
Y si uno se deja perder ya no es digno contrincante. Intensa paradoja.
Nooo sin dejarse perder.
Jugar de igual a igual.
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