martes, 31 de marzo de 2015

Antes...




Antes de besarse
se quedaban un buen tiempo
mirándose
hasta que les dolía las ganas de besarse.

Luego de besarse
otra vez se abandonaban
sin poder tragar el infinito.
Cada beso era un crimen
que los volvía a dejar
expresamente solos.
Entonces caminaban separados
para llegar al mismo lugar
donde siempre se encontraban.
Y bebían te de jengibre y cardamomo
hasta que la boca
se les llenaba de escorpiones.
Y otra vez les dolía el veneno de besarse
y mordían sus labios y se chupaban los dedos
como si comieran de un frasco de estrellas.
Mauricio Escribano.

1 comentario:

Rosa dijo...

¿Ves?, los poetas tienen en ti a la mejor mensajera, ¡los vives!

¡Otro beso!

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