Blancanieves se negó a ser sirvienta de los enanos,
y no le permitieron entrar a la casita.
La Cenicienta demandó por maltrato a su madrastra.
Sin escopeta no entro al bosque, dijo Caperucita,
después que el lobo la siguió por primera vez.
(Su abuela nunca abría la puerta sin asomarse antes.)
Piel de Asno se atrevió a denunciar el incesto de su padre.
La Sirenita no murió de amor. Tampoco se ilusionó
con que un príncipe se casaría con ella.
Cuando la Bella conoció a la Bestia, lo quiso tal cual era,
sin esperar milagros de ninguna clase.
Ricitos de Oro ni se atrevió a probar la sopa;
los osos la habrían devorado de inmediato.
La Princesa del Guisante no aceptó dormir
sobre tantos colchones, y les gritó que si dudaban
de su linaje, se fueran todos al infierno.
Alicia jamás viajó al País de las Maravillas
y la Bella Durmiente se acostó, aburrida,
porque nunca le permitieron hacer lo que quería.
Estos son los cuentos, hija mía.
La vida se encargará de contártelos.
Daisy Zamora
Gracias Emma Gunst
4 comentarios:
No sé, madre mía, creo que sí se cumplen, de hecho, en estos cuentos, en los originales, se cumplieron ...
Creo en los cuentos de hadas desde muy pequeña, y se cumplen, aunque nos cueste percibirlo o no lo percibamos en absoluto; al final, se cumplen ... la paciencia es clave ...
Un beso, querida Beatriz.
El fin de semana fue precioso.
Los cuentos son eso, cuentos, y se cumplen. No imagino mi infancia sin la compañia de La Cenicienta, Blancanieves, El gato con botas, La Sirenita, Ali Babá y los 40 ladrones. El principe de la Bella Durmiente también a mí me besaba en sueños y volvía a la vida, La Casita de Chocolate era mi preferído, como disfrutaba con esos cartones y esos colores tan fuertes. Mi madre me dice que yo aprendí a leer en los cuentos y los tebeos y aún me recuerdo sentada en una silla en el patio con un montón de todos ellos,eran mi alegría.
Somos afortunados,hemos tenído una infancia feliz y esas lecturas no hacían daño.
(Me vienen a la memoria los niños de Siria, Palestina, Pakistan, India, Sahara, Colombia... con sus infancias tan horribles).
La vida es otra cosa, si, es cierto, pero no creo que nos hayamos quedado anclados en el pasado, siempre tenemos esos recuerdos para volver y sentir qué era la felicidad. Aunque no sé, yo tengo un poquito de "el síndrome de Peter Pan".Fuí tan feliz en mi infancia que estaría toda mi vida viviendo en ella, aunque eran tiempos de escasez en muchas casas a mi nunca me faltó un trozo de chocolate que llevarme a la boca. Confirmado, tengo el síndrome de Peter Pan, no quiero crecer, me quedo en el pasado, en el pueblo y al calor del hogar.
eva
(Ahhhhh, se me olvidaba Caperucita Roja y el Lobo Feroz).
El comentario de Eva :)))) Qué bonito ...
Gracias, Eva.
Gracias a tí Rosa, contagias con tus comentarios el placer que se siente al leer este blog, realmente es un sitio MARAVILLOSO.
Seguimos...
eva
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