viernes, 23 de junio de 2017

Clara en los Uffizi



Ibas despreocupada paseando
por  las salas del museo de los Uffizi,
sin saber hacia dónde dirigir tus dos ojos;
avanzabas quizá con el cansancio
del que ha recorrido Florencia todo el día.
No sabías que, de repente, allí
te iba a asaltar un poderoso símbolo:
el de la inesperada Belleza,
el ideal sublime de Belleza y Verdad,
ese que (todavía) nos hace a los humanos
más humanos.

Botticelli fue el nombre del artista.
La Primavera el cuadro.
No supiste qué hacer
y te quedaste muda.
Simplemente dejaste que hablase el corazón.
Y te pusiste a llorar.
Y llorabas,
y llorabas.

A la Verdad y a la Belleza sólo
le faltaban el gozo de tus lágrimas.


Antonio Colinas

2 comentarios:

Rosa dijo...

Este poema es maravilloso.
Pura poesía.

Un beso, querida Beatriz.

eva dijo...

Beatriz, a mi me ocurre igual, lloro a mares ante la belleza. La primera vez me pasó en El Prado cuando, de repente, apareció alli, a lo lejos, El Cristo de Velazquez. No había consuelo, tanta belleaza, por Dios!!! Me ocurre con frecuencia, es la manera que tiene mi alma de expresar lo que siento y me encanta. Momentos mágicos. Buen poema.

eva

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