¿Yo, adolescente?
Si de repente, aquí, ahora,
se plantara ante mí,
¿tendría que saludarla
como a una persona próxima,
a pesar de que es para mí
extraña y lejana?
¿Soltar una lágrima,
besarla en la frente
por el mero hecho
de que tenemos la misma
fecha de nacimiento?
Hay tantas diferencias entre nosotros
que probablemente
sólo los huesos son los mismos,
la bóveda del cráneo,
las cuencas de los ojos.
Porque ya sus ojos son
como un poco más grandes,
sus pestañas más largas,
su estatura mayor
y todo el cuerpo recubierto
de una piel ceñida y tersa,
sin defectos.
Nos unen, es cierto,
familiares y conocidos
pero casi todos están
vivos en su mundo,
y en el mío
prácticamente nadie
de ese círculo común.
Somos tan diferentes,
pensamos y decimos
cosas tan distintas.
Ella sabe poco,
pero con una obstinación
digna de mejores causas.
Al despedirnos, nada
una especie de sonrisa
y ninguna emoción.
Sólo cuando desaparece
y olvida con las prisas la bufanda.
Una bufanda de pura lana virgen,
a raya de colores,
hecha a ganchillo
por nuestra madre para ella.
Todavía la conservo.
Si de repente, aquí, ahora,
se plantara ante mí,
¿tendría que saludarla
como a una persona próxima,
a pesar de que es para mí
extraña y lejana?
¿Soltar una lágrima,
besarla en la frente
por el mero hecho
de que tenemos la misma
fecha de nacimiento?
Hay tantas diferencias entre nosotros
que probablemente
sólo los huesos son los mismos,
la bóveda del cráneo,
las cuencas de los ojos.
Porque ya sus ojos son
como un poco más grandes,
sus pestañas más largas,
su estatura mayor
y todo el cuerpo recubierto
de una piel ceñida y tersa,
sin defectos.
Nos unen, es cierto,
familiares y conocidos
pero casi todos están
vivos en su mundo,
y en el mío
prácticamente nadie
de ese círculo común.
Somos tan diferentes,
pensamos y decimos
cosas tan distintas.
Ella sabe poco,
pero con una obstinación
digna de mejores causas.
Al despedirnos, nada
una especie de sonrisa
y ninguna emoción.
Sólo cuando desaparece
y olvida con las prisas la bufanda.
Una bufanda de pura lana virgen,
a raya de colores,
hecha a ganchillo
por nuestra madre para ella.
Todavía la conservo.
Wislawa Szymborska
4 comentarios:
Emociona este poema.
Y he visto lo guapa que eras cuando lo publicaste anteriormente.
Gracias, querida Beatriz.
Un beso.
Siempre vuelvo a este poema, Rosa. Es que la extraño tanto a esa adolescente que fuí. Ayer se me hizo presente y lloré. Gracias por tu fidelidad por este casi abandonado blog. Un beso.
Beatriz, no está abandonado,te leemos, al menos yo, diariamente, aunque no escriba comentarios. Nos encanta y,particularmente,me hace la vida un poquito más feliz.
Gracias.
eva
Hola! Yo tambien te leo de vez en cuando desde España. Tengo 26 años, y conozco tu blog desde el instituto, hace unos...8 años?! Como pasa el tiempo. Recuerdo que mencione tu blog
un profesor de lengua y literatura. Saludos :)
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