Yo estaba acostumbrada a venir a casa con un viejo amigo
Que ponía su mano en mis hombros. Yo raramente tropezaba
porque él irradiaba el calor de las manzanas y la paz del
Tilo. Era el árbol de mis pasos. Y volviendo a casa,
regresaba al Paisaje que me hacía humana.
Que ponía su mano en mis hombros. Yo raramente tropezaba
porque él irradiaba el calor de las manzanas y la paz del
Tilo. Era el árbol de mis pasos. Y volviendo a casa,
regresaba al Paisaje que me hacía humana.
Eu estava habituada a vir para casa com um velho amigo
Que me punha a mão nos ombros. Eu raramente tropeçava
Porque dele irradiava o calor das macieiras e a paz das
Tílias. Era a árvore dos meus passos. E, regressando a casa,
Regressava à Paisagem que humana me fazia.
María Gabriela Llansol
Arturo Faldi
2 comentarios:
Me ha llenado de nostalgia este poema,Beatriz.
eva
Publicar un comentario