Demasiado frio para enfrentarse al mundo esta mañana.
Protestas que sólo satisfacen el ego de tu memoria.
El café humeante como un riesgo que tu boca no sabe si aceptar.
La fruta sobre el plato muriendo sin despertar tu hambre.
Los días pegados a la espalda
y tener que mantener una talla 40.
cuando sabes que la ciudad se vuelve lenta en cuanto abres los ojos.
Toquetear todos los objetos a tu alcance para olvidar que ya eres vieja,
que las primeras manchas sobre el dorso de la mano
son los besos de Judas que te ofrece el pasado.
El cuaderno abierto por la página en la que has escrito frases.
Releer y pensar en que tan sólo son frases de hombres muertos,
que la carne de los héroes también acaba comiéndosela los gusanos.
Escudriñar por la ventana
el lugar al que se dirigen los que han salido de sus casas.
Que el vaho te devuelva respuestas para preguntas muertas.
Volver hasta la mesa y que la taza comparta contigo el silencio
que exhalan las promesas que no van a cumplirse.
Abrir el grifo y todavía no atreverte a lavarte las manos.
Sonia Fides
Giarrano