En la triste distancia de los años
me acuerdo de mi infancia como un sueño,
de lentas golondrinas en el cielo,
de los días antiguos, apagados.
En las noches dolientes, sin descanso,
en medio de la sombra del silencio,
yo siento oscuramente que aquel tiempo
en el alma me alumbra como un faro.
Con su luz de semilla transparente,
la niñez acaricia mis heridas
derramando sus alas en mi frente.
Por el aire de lúcida alegría
de una niña lejana se desprende
como un árbol de luces conmovidas.
María Cristina Ursic
Antana Sutkus