Preparo la cena
sólo por desoír la leve brisa que levantan a mi lado
los suspiros de los muertos.
Bato un par huevos porque también deseo que se calle
la gastada respiración de los que aún viven,
pero su vaho es un hombre quieto sobre el vientre de todas las paredes,
una imagen que malogra la soledad deliberada con que trato
de que antiguos amigos recuerden mi nombre.
Acabo apagando el fuego.
Siento como si la infancia no me debiera más veranos.
William Blacklock
1 comentario:
Es duro este poema...
besossss
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