Déjame hablar, mordaza, una palabra
para decir adiós a lo que amo.
Huye la tierra, vuela como un pájaro.
Su fuga traza estelas redondas en el aire,
frescas huellas de aromas y señales de trinos.
Todo viaja en el viento, arrebatado.
¡Ay, quién fuera un pañuelo,
sólo un pañuelo blanco!
Huye la tierra, vuela como un pájaro.
Su fuga traza estelas redondas en el aire,
frescas huellas de aromas y señales de trinos.
Todo viaja en el viento, arrebatado.
¡Ay, quién fuera un pañuelo,
sólo un pañuelo blanco!
Rosario Castellanos
Pintura: Albert Lorieux. Solitude
4 comentarios:
Vengo de casa de Uly y sabía que encontraría aquí este cariño.
Está bien sentir que compartimos las emociones.
Es tristemente hermoso el poema¡Qué necesarios son en algunas ocasiones!
Un abrazo Beatriz.
Así es Ana, estoy triste, tengo hoy mucha pena.
Un abrazo
uufff , el problema es que nunca se puede decir adios a aquello que amamos!... y te puedes pasar la vida intentando hacerlo y luego te darás cuenta, que nunca dejaste de amar...
es dificil, pero cuando es amor de verdad...mejor es seguir lo que dice nuestro corazon y no tratar de engañarse.
un abrazo y arriba el animo!
Gracias Beatriz, por tu visita
Un abrazo apretado
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