El palacio. El no es infinito.
Los muros, los terraplenes, los jardines,
los laberintos, las gradas, las terrazas,
los antepechos, las puertas, las galerías,
los patios circulares o rectangulares,
los claustros, las encrucijadas, los aljibes,
las antecámaras, las cámaras, las alcobas,
las bibliotecas, los desvanes, las cárceles,
las celdas sin salida y los hipogeos,
no son menos cuantiosos
que los granos de arena del Ganges,
pero su cifra tiene un fin.
Desde las azoteas, hacia el poniente,
no falta quien divise las herrerías,
las carpinterías, las caballerizas,
los astilleros y las chozas de los esclavos.
A nadie le está dado recorrer
más que una parte infinitesimal del palacio.
Alguno no conoce sino los sótanos.
Podemos percibir unas caras, unas voces,
unas palabras, pero lo .que percibimos es ínfimo.
Infimo y precioso a la vez.
La fecha que el acero graba en la lápida
y que los libros parroquiales registran
es posterior a nuestra muerte;
ya estamos muertos cuando nada nos toca,
ni una palabra, ni un anhelo, ni una memoria.
Yo sé que no estoy muerto.
Los muros, los terraplenes, los jardines,
los laberintos, las gradas, las terrazas,
los antepechos, las puertas, las galerías,
los patios circulares o rectangulares,
los claustros, las encrucijadas, los aljibes,
las antecámaras, las cámaras, las alcobas,
las bibliotecas, los desvanes, las cárceles,
las celdas sin salida y los hipogeos,
no son menos cuantiosos
que los granos de arena del Ganges,
pero su cifra tiene un fin.
Desde las azoteas, hacia el poniente,
no falta quien divise las herrerías,
las carpinterías, las caballerizas,
los astilleros y las chozas de los esclavos.
A nadie le está dado recorrer
más que una parte infinitesimal del palacio.
Alguno no conoce sino los sótanos.
Podemos percibir unas caras, unas voces,
unas palabras, pero lo .que percibimos es ínfimo.
Infimo y precioso a la vez.
La fecha que el acero graba en la lápida
y que los libros parroquiales registran
es posterior a nuestra muerte;
ya estamos muertos cuando nada nos toca,
ni una palabra, ni un anhelo, ni una memoria.
Yo sé que no estoy muerto.
Borges
Palace in Portugal
5 comentarios:
Como él "yo se que no estoy muerta aún"...pero este cuerpo lleno de laberintos me enseñado un dolor que me ha dejado horrorizada...sólo pido a Dios morir plácidamente, ojalá de repente.
Te llevo en mi corazón y te quiero amiga, L.
Qué puedo decir querida Lourdes, sangra mi corazón junto al tuyo...
Fuerza amiga mía y no bajes la guardia.
Te quiero
B
El palacio ,los gobiernos actuales ,los acontecimientos geològicos o ambientales :parte importante de nuestra historia y fuente de nuestros problemas .Todos los vemos desde nuestro pequeñísimo lugar que por ser tan reducido NOS IMPIDE MIRAR EL CONJUNTO.
Siempre haciéndonos pensar con tus citas amiga trasandina.
Mis oraciones contigo LOURDES ,contigo siempre.
Yo también rezo por ti amiga querida, estás en mi corazón y en el de Ana María.
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