sábado, 28 de mayo de 2011

Veo...


Veo tu espalda,
preparas nuestro café
mientras la casa se llena de pelusas de sol.
Y si me faltaras?
Y si no estuvieras aquí tan quieta en la noche?
Veo tu espalda
y se me cae una palabra
y mi silencio es ahora una forma de reír;
quiero que te llegue, tuyo, mi silencio
y que te cave y te perturbe
y entonces sonría tuyo tímidamente,
te vuelva las carnes del revés,
para la lluvia y la ceniza,
para fuego y sombra,
para tu alma de tierra
todas las palabras que no digo,
las que se lleva tu espalda
como el trigo innumerable,
las que se lleva tu espalda innumerable
como el trigo y la lluvia.
Y si me faltaras
yo estaría ahí preparando el café
en la casa muda, en la mañana sola
y mi vida no tendría sentido
y el café se enfriaría
y mis almohadas aullarían
como los senos, solitarias.
Pero veo tu espalda,
preparas nuestro café,
estás ahí y no digo nada.
Amanece.

Eugenio Cónchez acá
Pintura: Anna Ancher

3 comentarios:

Beatrice dijo...

...y si me faltaras tú...?
no quiero ni pensarlo.

Ana dijo...

Ayer me fuí al "Acá" y estuve "descubriendo"
Me dejó encantada este poema, y pensando.
(También alelada porque veo que no escribí, pero qué sería de nuestros domingos sin comernos el coco)
¿Y si mientras estamos de espaldas vivimos sin saber?¿Y qué será estar de espaldas? Deberían condenar a pena máxima, reclusión perpétua, por ejemplo, a quien no hace saber de frente jajaja

Beatrice dijo...

Tienes razón Ana, el poeta divaga y concluye:
"Pero veo tu espalda,
preparas nuestro café,
estás ahí y no digo nada.
Amanece"

Yo necesito que me lo digan de frente, así lo digo yo siempre:
"...y si me faltaras?"

Se va acabando el domingo Ana, el tuyo ya finalizó hace rato-
Un abrazo amiga

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