domingo, 2 de septiembre de 2012

La calle de la tarde


Una mañanita azul
el sol cayó en mis manos.
Los rayos se pasearon por los caminos
de mis brazos
El beso de oro
hizo sangrar mis dedos.
todo el cristal se rompió de llanto
y el camino
largo como un siglo
formó otro horizonte.
Tus pupilas como pájaros sin alas
abarcan la mañana.
La ciudad hunde su grito
tras un sufrimiento de luz.
Medio día de sol y de organitos.
El dolor se adhiere a las rejas
con un vago temblor de enredadera.
Una ausencia de limosna
sobre la mano fría.
La calle se acoge a los árboles.
El umbral de mi casa
traduce sus penas
con un rosario de pasos.
Mi corazón se abre a la tarde.
La tarde se oculta tras las rejas
como una mano hospitalaria.


Norah Lange
(la calle Tronador)
Pintura: Laszlo Gulyas

5 comentarios:

Marcelo dijo...

Anduve buscando por la calle Tronador. La casa ya no existe, quería ver el solar al menos. Pero cuando me tocó pasar cerca no había apuntado la dirección exacta y cuando tenía la dirección exacta no estaba cerca. Norah nos tiende una mano hospitalaria regalándonos sus bellos recuerdos, lejos de esa imagen de femme fatal o liberal que también debe haber sido.

Beatrice dijo...

Ya en los albores del siglo XX la familia Lange se instaló en una barriada de Belgrano, en una zona que en aquel momento llevaba el nombre de Villa Mazzini. Ocupó una casa vasta y señorial en la calle Tronador 1746. Contaba con nueve habitaciones y un jardín de casi mil metros cuadrados, con añosos árboles y frondosa vegetación. Tenía una gran verja de hierro que guardaba la privacidad de la casa y desde allí podían divisarse dos ventanas con enredaderas y una sólida puerta.
Jorge Luis Borges, al prologar el libro de Norah, comentó: “Esa quinta que no demarcaré con mentirosa precisión topográfica y de la que me basta señalar que está en la hondura de la tarde, junto a esas calles grandes con las cuales es piadoso el último sol y en que el apagado ladrillo de la altas aceras es un trasunto del poniente cuya luz es como una fiesta pobre sobre los terrenos finales”.

Beatrice dijo...

Tengo en mi lista del recorrido que haré cuando vaya a Buenos Aires,esta calle Tronador. La ruta de Borges sin duda y las librerías....
Una amiga, hace tiempo, me dió un dato Marcelo:
una librería de "viejo" en una galería que se llama Buenos Aires en la calle Florida o Córdoba, dice que allí van a parar las bibliotecas de los que pasan a mejor vida. Dylan Thomas se llama ¿la conoces?

Marcelo dijo...

No la conozco, aunque creo saber cual es. Vamos juntos a husmear?

Beatrice dijo...

Dale, vamos a husmear, quizás que tesoro podremos encontrar.

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