“Este lugar es un misterio, Daniel, un santuario.
Cada
libro, cada tomo que ves, tiene alma.
El alma de quien lo escribió,
y el
alma de quienes lo leyeron y vivieron y soñaron con él.
Cada vez que un
libro cambia de manos,
cada vez que alguien desliza la mirada por sus
páginas,
su espíritu crece y se hace fuerte.
Hace ya muchos años,
cuando
mi padre me trajo por primera vez aquí, este lugar ya era viejo.
Quizá
tan viejo como la misma ciudad.
Nadie sabe a ciencia cierta desde cuándo
existe,
o quiénes lo crearon.
Te diré lo que mi padre me dijo a mí.
Cuando una biblioteca desaparece,
cuando una librería cierra sus
puertas,
cuando un libro se pierde en el olvido,
los que conocemos este
lugar, los guardianes,
nos aseguramos de que llegue aquí.
En este lugar,
los libros que ya nadie recuerda,
los libros que se han perdido en el
tiempo, viven para siempre,
esperando llegar algún día a las manos de un
nuevo lector,
de un nuevo espíritu.
En la tienda nosotros los vendemos y
los compramos,
pero en realidad los libros no tienen dueño.
Cada libro
que ves aquí ha sido el mejor amigo de alguien.
Ahora sólo nos tienen a
nosotros, Daniel.
¿Crees que vas a poder guardar este secreto?”.
La sombra del viento de Carlos Ruíz Zafón
7 comentarios:
Beatriz:
Mis padres tenían algunos libros en casa, no muchos, pero suficientes para que empezáramos, mis hermanas y yo, a encariñarnos con las letras, con las palabras, con las portadas, con las imágenes, con la textura del papel. Si suficiente para quedar enganchados a los libros de por vida. El libro es para mí un precioso objeto, imprescindible para vivir. En un texto perdido en una entrada en mi blog deje este texto: «Un libro es una caja que contemplas y acaricias antes de abrirla. Y, cuando al fin te decides a profanarla, empiezas a sacar innumerables cosas bellas, tristes, hermosas, grandes o minúsculas. Sacas un escarabajo de oro o una ballena blanca; un hidalgo caballero o una princesa encantada… »
¿Me guardas un secreto?: Cogido de su mano, mi padre me llevó al museo del Prado y al aeropuerto de Barajas.
Emocionante el libro de Ruiz Zafón y emocionante tu entrada.
Un abrazo,
Cecilio
Gracias Cecilio. Yo soy afortunada, desde niña tengo cientos de amigos.
Mi padre con su ejemplo me guió hacia la lectura. Desde que aprendí a leer, se transformó en un hábito hermoso, necesario, como respirar.
Leía lo que caía en mis manos, las historietas, los textos escolares, los cuentos de hadas,la poesía...
Esa felicidad clandestina que describe c. Lispector, esa misma es la que siento yo al tener un nuevo libro en mis manos.
Te guardo el secreto, Cecilio.
Os leo con tanto gusto...
Hace tiempo, cuando descubrí a Ruíz Zafón, más reciente Zagajewski, antes con Karmelo Iribarren, Ted Kooser (paro, pero sabes que "por tu culpa" me podría alargar) siento algo parecido a lo que se siente al tener el libro entre las manos, y necesito saber sobre la persona, por eso sigo programas de entrevistas profundas que nos los acercan, muchos de ellos en la red. Porque alguien que nos conmueve de este modo ¿Quién puede ser? Y toda la curiosidad se agolpa a la espera.
Ante ciertos libros me pregunto, al mirar sus portadas ¿Quién lo leerá? ¿Para quién habrá sido escrito, a qué tipo de persona interesará? Y voy creando lectores, retratos imaginados.
Tengo El juego del ángel.
Saludos amiga.
Pensar que en mi añorada casa de campo teníamos una colección LO MAS RUSTICA POSIBLE de las novelas de los grandes rusos (con traducciones tan fidedignas que en las llamadas daban como opción varios significados de la palabra rusa para que el lector buscara su identificación preferida).Eran publicaciones de los PERIODICOS ARGENTINOS DE CUANDO NUESTRO PAIS ERA OTRO.Una delicia por cierto
En lo de la niña lectora dejé varios comentarios ,pués he sido única hija y se lo que es tener de compañía a los libros ,pero fueron a parar en el pico del cuervo que deliciosamente(una delicia la poesía de POE) NOS EVOCA FRANCISCO.
Yo tengo tantos libros heredados, comprados, obsequiados, los cuales forman mi pequeña-gran biblioteca.
Pienso que será de ellos cuando ya no esté, dónde irán a parar mis amados amigos...
Ana: hago lo mismo, busco al autor, detalles de su vida, su biografía...a veces me desilusiono y opto por seguir leyendo sus obras sin preguntar.
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