[En el tren hacia Varsovia]
Puede ocurrir en cualquier sitio,
a veces en el tren,
cuando estoy en tierra de nadie:
de pronto se abren las puertas
y entran figuras olvidadas,
aparece mi pequeño sobrino que ya no vive,
pero ahora está tranquilo, sonriente,
y un poeta chino que amaba
las hojas de los árboles otoñales y la música,
estudiantes de teología de Córdoba, aún imberbes,
surgen de la nada y se enzarzan en una disputa
volviendo a la discusión sobre los atributos de Dios,
y murmura la fantástica vida
como una cascada en primavera,
hasta que finalmente se extiende
el insistente tono de un teléfono,
después un segundo tono, un tercero,
y todo este gran mundo extraño
de repente mengua y desaparece,
igual que un ratón de campo
que, al sentirse amenazado,
se escurre diestramente en su secreta morada.
Zagajewski
Pintura: J. Kerr
4 comentarios:
un retrato bello y arruinado
y ese sonido del teléfono que nos despierta de la ensoñación.
Nos despierta de todo. De la vida.
Aparecen agolpados los personajes ,vivos los muertos y hasta se discute con ellos y sanos los enfermos.
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