viernes, 17 de enero de 2014

El viaje

 
Un día por fin supiste
lo que tenías que hacer, y lo empezaste,
aunque a tu alrededor algunas voces
insistían en gritar
malos consejos...
aunque toda la casa
se puso a temblar
y sentiste el viejo tirón
en los tobillos.
"¡Arréglame la vida!",
gritaba cada una de las voces.
Pero no te detuviste.
Sabías lo que tenías que hacer,
aunque el viento husmeara
con sus dedos rígidos
hasta en los cimientos,
aunque su melancolía
fuese tremenda.
Ya era bastante tarde
y era una noche espantosa
y la carretera estaba llena
de ramas y piedras caídas.
Pero poco a poco,
a medida que dejabas atrás sus voces,
las estrellas comenzaron a arder
a través de las láminas de nubes,
y se oyó una voz nueva
que lentamente
reconociste como tuya,
que te hacía compañía
mientras a zancadas
penetrabas cada vez más en el mundo,
con la decisión de hacer
lo único que podías hacer...
la decisión de salvar
la única vida que podías salvar.





THE JOURNEY
One day you finally knew
what you had to do, and began,
though the voices around you
kept shouting
their bad advice
though the whole house
began to tremble
and you felt the old tug
at your ankles.
“Mend my life!”
each voice cried.
But you didn’t stop.
You knew what you had to do,
though the wind pried
with its stiff fingers
at the very foundations,
though their melancholy
was terrible. 
It was already late 
enough, and a wild night,
and the road full of fallen
branches and stones.
But little by little,
as you left their voices behind,
the stars began to burn
through the sheets of clouds,
and there was a new voice
which you slowly
recognized as your own,
that kept you company
as you strode deeper and deeper
into the world,
determined to do
the only thing you could do
determined to save
the only life you could save.


MARY OLIVER
Catherine Stringer

2 comentarios:

Ana dijo...

Poesía como terapia.

Beatrice dijo...

Así es, Ana.
¿qué mejor? y gratis.

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