Las
migraciones que el historiador,
guiado por las azarosas reliquias de la
cerámica y del bronce,
trata de fijar en el mapa y que no comprendieron
los pueblos que las ejecutaron.
Las divinidades del alba que no han dejado
ni un ídolo ni un símbolo.
El surco del arado de Caín.
El rocío en la hierba del Paraíso.
Los hexagramas que un emperador descubrió
en la caparazón de una de las tortugas sagradas.
Las aguas que no saben que son el Ganges.
El peso de una rosa en Persépolis.
El peso de una rosa en Bengala.
Los rostros que se puso una máscara que guarda una vitrina.
El nombre de la espada de Hengist.
El último sueño de Shakespeare..
La pluma que trazó la curiosa línea:
He met the Nighmare and her name he told.
El primer espejo, el primer hexámetro.
Las páginas que leyó un hombre gris
y que le revelaron que podía ser don Quijote.
Un ocaso cuyo rojo perdura en un vaso de Creta.
Los juguetes de un niño que se llamaba Tiberio Graco.
El anillo de oro de Polícrates que el hado rechazó.
No
hay una sola de esas cosas perdidas
que no proyecte ahora una larga
sombra
y que no determine lo que haces hoy o lo que harás mañana.
Borges
Tapestry with scenes of the war of Troy, Tournai, Belgium, 1475-1490
2 comentarios:
Borges y sus tramas, es un gran tejedor de historias que se entrelazan
Un abrazo Beatriz
Es potente este poema, si puede llamársele así.
Borges y su erudicción...
¡Lo admiro tanto!
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