miércoles, 22 de enero de 2014

Rayuela


“La rayuela se juega con una piedrita 
que hay que empujar con la punta del zapato. 
Ingredientes: una acera, una piedrita, un zapato, 
y un bello dibujo con tiza, 
preferentemente de colores. 
En lo alto está el Cielo, abajo está la Tierra, 
es muy difícil llegar con la piedrita al Cielo, 
casi siempre se calcula mal y la piedra sale del dibujo.
 Poco a poco, sin embargo, 
se va adquiriendo la habilidad necesaria 
para salvar las diferentes casillas 
(rayuela caracol, rayuela rectangular, 
rayuela de fantasía, poco usada)
y un día se aprende a salir de la Tierra 
y remontar la piedrita hasta el Cielo, 
hasta entrar en el Cielo...
lo malo es que justamente a esa altura, 
cuando casi nadie ha aprendido 
a remontar la piedrita hasta el Cielo,
 se acaba de golpe la infancia y se cae en las novelas, 
en la angustia al divino cohete,
 en la especulación de otro Cielo 
al que también hay que aprender a llegar.
 Y porque se ha salido de la infancia 
se olvida que para llegar al Cielo se necesitan, 
como ingredientes, una piedrita 
y la punta de un zapato.”
Cortázar 
Sabrina Dieghi

4 comentarios:

Ana dijo...

Qué maravilla, Julio...quién te hubiera conocido. Al menos te encuentro al empujar cada día "mi piedrita". Como hoy, que pintó La Rayuela Beatriz.
Nosotros decimos La China. Jugábamos con la más perfecta. De mármol blanco, roma, ovalada... Esto es una buena china.

Marcelo dijo...

No sé cuanto trabajo nos terminará llevando llegar al cielo, pero sé que con Cortázar el camino es menos pedregoso.

Beatrice dijo...

No hay que dejar que la infancia se termine del todo, ahí está el quid del asunto. Es un secreto que sólo comparto con ustedes, los lectores de Cortázar.

Marcelo dijo...

Yo me niego permanentemente a abandonar del todo la infancia. Escribir no es jugar un poco, acaso?

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