Y con el sabor de la soledad que me persigue
Escribiré los versos hundidos del vientre
Pensando en aquel café que tomaremos juntos
Caminaré por las avenidas grises de un París radiante
En búsqueda de aquella librería (española)
En búsqueda de aquel libro (agotado)
Que nunca he de hallar
Tomaré un mate en el café argentino
del bulevar Saint Germain
del bulevar Saint Germain
Miraré hacia un lado, hacia atrás quizás
Y estaré de nuevo en mi Buenos Aires perdido
En mi Buenos Aires herido
Caminaré por las calles las plazas
las iglesias el río y lo demás
las iglesias el río y lo demás
Deteniendo la mirada y el zapato en las casillas de mi vida
Esbozada con la tiza de colores en la acera
Y alcanzaré el cielo
Tomaré una copa de vino tinto y con un viejo tango
Deslizada entre las sombras de un diván oscuro
Me olvidaré la hora el lugar el tiempo
Me olvidaré de ti que jamás estás
Caminaré por fin hasta la madrugada
Escucharé mezclarse pájaros y estrellas
Mi corazón colgado de tanto caminar
Y tomaré un café el último del día
Samantha Barendson
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