«Era fiel hasta con los objetos.
Quería guardarlo, conservarlo todo.
Ése era su lado burgués,
el rostro noble de la burguesía.
Quería conservar no sólo los objetos
sino todo lo que fuese bello,
amable, valioso, sensato… Ya sabes…
Quería conservar las costumbres,
los modos de vida, los muebles,
los valores cristianos, los puentes,
el mundo tal como lo habían construido
las personas con infinito esfuerzo y dedicación,
con su ingenio y su sufrimiento,
con sus mentes brillantes y sus manos callosas.
Para él todo tenía el mismo valor,
amaba el mundo y quería protegerlo de algo.
A todo esto los hombres lo llaman cultura.»
Sándor Márai
La mujer justa