Ahora extiende el brazo.
Saltas.
Y le arrebatas
al alegre naranjo florecido
un poco de azahar.
Luego vienes
hacia mí sonriendo
y dejas en mí mano
las delicadas flores.
Alguna vez quisiera
decir con mis palabras
la hermosura
de este momento nuestro:
la gracia de tu cuerpo
en el instante de saltar,
mis ojos que te miran,
el milagro pequeño del perfume.
Eloy Sánchez Rosillo
2 comentarios:
Un precioso poema que ilustras perfectamente.
Gracias, Beatriz.
Besos
Una saltando por flores, el rostro lo ilumina Sorolla.
El otro quiere describir el momento y vaya si lo describe. Eloy Sánchez Rosillo entre azahares y nosotros contemplamos la escena.
El naranjo se derramó, todo lo impregnó de aroma, azahares; luces y sombras entrechocaron
-Disculpen ustedes, no podía dejar de mirar...
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