A lo largo de sus generaciones
los hombres erigieron la noche.
En el principio era ceguera
y sueño y espinas
que laceran el pie desnudo
y temor de los lobos.
Nunca sabremos quién forjó la palabra
para el intervalo de la sombra
que divide los dos crepúsculos;
nunca sabremos en qué siglo
fue cifra del espacio de las estrellas.
Otros engendraron el mito.
La hicieron madre
de las Parcas tranquilas
que tejen el destino
y le sacrificaban ovejas negras
y el gallo que perseguía su fin.
Doce casas le dieron los caldeos;
infinitos mundos, el Pórtico.
Hexámetros latinos la modelaron
y el terror de Pascal.
Luis de León vio en ella
la patria de su alma estremecida.
Ahora la sentimos inagotable
como un antiguo vino y nadie puede
contemplarla sin vértigo
y el tiempo la ha cargado de eternidad.
Y pensar que no existiría
sin esos tenues instrumentos,
los ojos.
Borges
Pintura : Night, Edward Robert Hugues