Ella miraba atentamente en dirección a la ventana,
como esperando de aquella parte una respuesta o una señal.
Para cerciorarse, asió el marco de la ventana
con los dedos de la mano derecha
La luz del día era difusa y potente al mismo tiempo.
No podía distinguir ningún detalle.
Lo que es más, reinaba un silencio absoluto,
como si las calles de la ciudad hubiesen
quedado sepultadas bajo una gruesa capa de nieve.
Al fin comprendió:
sólo soy una figura en un cuadro de Vermeer.
Zagajewski
Pintura: Vermeer
3 comentarios:
La soledad luminosa.
Debe ser emocionante estar frente a un cuadro original de un pintor que se ha admirado por años.
La luz en su magnificencia
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