Cuando uno ya no tiene fuerzas para escribir, tiene que
recordar.
Cuando uno ya no tiene fuerzas para fotografiar,
tiene que ver con los ojos del alma.
Cuando uno ya no tiene fuerzas para leer,
tiene que estar lleno de narraciones.
Cuando uno ya no tiene fuerzas para hablar,
tiene que resonar.
Cuando uno ya no tiene fuerzas para fotografiar,
tiene que ver con los ojos del alma.
Cuando uno ya no tiene fuerzas para leer,
tiene que estar lleno de narraciones.
Cuando uno ya no tiene fuerzas para hablar,
tiene que resonar.
Cuando uno ya no tiene fuerzas para andar, tiene que volar.
Y cuando llegue la hora,
uno tiene que desprenderse de los recuerdos,
de los ojos del alma, dejar de soñar,
callarse y plegar las alas.
uno tiene que desprenderse de los recuerdos,
de los ojos del alma, dejar de soñar,
callarse y plegar las alas.
Pero pase lo que pase, sigue la narración, sigue
Eeva Kilpi (1928)
Quint Buchholz
3 comentarios:
¿Qué acaba con ella?
(Tendremos la respuesta ante los ojos cuando no queden fuerzas para alzar la mirada...)
Sigo.
Volar sin recuerdos y de golpe sentirse renacer .
Para renacer hay que primero olvidar.
Y hay que seguir...
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