Estábamos charlando
y callamos de repente.
Había aparecido en la terraza una muchacha...
¡qué belleza!,
demasiado bella
como para nuestra tranquila estancia allí.
y callamos de repente.
Había aparecido en la terraza una muchacha...
¡qué belleza!,
demasiado bella
como para nuestra tranquila estancia allí.
Barbara miró apresurada a su marido,
Cristina puso la mano instintivamente
sobre la mano de Zbysek.
Yo pensé: te llamo,
por ahora –te diré- no vengas,
acaban de anunciar varios días de lluvia.
Cristina puso la mano instintivamente
sobre la mano de Zbysek.
Yo pensé: te llamo,
por ahora –te diré- no vengas,
acaban de anunciar varios días de lluvia.
Sólo Agnieszka, viuda,
saludo a la bella con una sonrisa.
saludo a la bella con una sonrisa.
Wislawa Szymborska
Graber
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