miércoles, 27 de diciembre de 2017

No haber entendido nada...




No haber entendido nada
pero nada

del destino.

Y sin embargo sentirlo
igual que el verde
recto y furioso
del bambú
bajo la lluvia.


Valeria Pariso

viernes, 15 de diciembre de 2017

La solterona




La ví en un tranvía de Broadway
la mujer en que posiblemente me convertiré;
noté que mi amante la miraba
y de pronto se volvía hacia mí.
Su cabello sin brillo no atraía luz.
Y sin embargo, su color era como el mío;
sus ojos se parecían extrañamente a los míos
a pesar de que el amor nunca los había hecho brillar.
Su cuerpo era algo que había ido adelgazando,
hambriento del amor que nunca llegó;
su alma congelada en la oscuridad
olvidada para siempre por la llama del amor.
Noté que mi amante la miraba
 de pronto se volvía hacia mí,
sus ojos eran la magia para desafiar
a la mujer que jamás seré.

Sara Teasdale
Traducción: Hilario Barrero
Pintura: Paul Fischer


lunes, 11 de diciembre de 2017

Coimbra



De Coimbra sinto saudades

"É Coimbra a cidade, 
Que entrou dentro de ti.
Cidade sem ter idade, 
Os sonhos nascem aqui!"


He regresado de un largo viaje, Portugal en el corazón...

martes, 19 de septiembre de 2017

Queridos amigos.
Estoy de viaje. Regreso en noviembre.

jueves, 17 de agosto de 2017

Poema



Antes de empezar un largo viaje
cierra los ojos y absorbe con calma
todo aquello que te invita a quedarte.
Los afectos, las amistades,

aquellos objetos que justifican las horas,

el azul del mar matricial,
los crepúsculos ocres sobre las fachadas de tu ciudad,
tu querido rincón toscano,
con los olivos, los cipreses, el limonero,
y los libros, sobre todo los viejos libros
que te acompañan desde hace años.
Luego abre los ojos,
coge la maleta, cierra la puerta
y, sin mirar atrás, sin dudar,
parte, parte decidido.


Rafael Argullol

martes, 15 de agosto de 2017

Sentir



Hasta el hueco del cuello y la clavícula,
hasta sentir la mano por las sienes...

Emma Barrandeguy

jueves, 10 de agosto de 2017

Siempre sorprende




Siempre sorprende

la repetición de los gestos
al bañarse,
al doblar la ropa
y guardarla en los roperos.
Los años me han enseñado
el ahorro de energías
y la precisión. 
Y hasta a mirarse en los espejos
con la ceguera necesaria.
Sabemos que hay siempre una frase
que nos espera. 
Y el beneficio de la lluvia. 
Y hasta la sonrisa
ha encontrado su medida justa
y el domingo la dimensión doméstica adecuada.
Pero hay cosas que todavía nos indignan. 
Y todavía
la mentira presurosa 
viene en ayuda de un amor imposible.


Emma Barrandeguy
Pintura: Esmailipour

miércoles, 9 de agosto de 2017

Iría contigo...



Iría contigo de la mano
por todos los parajes de la infancia...

Emma Barrandeguy
Foto: Antana Sutkus

lunes, 7 de agosto de 2017

El cuerpo



¿Por qué no es posible el amor?,
me preguntas.
Somos viejos, respondo.
Y que pases tu mano
por mi pierna,
me da cierta vergüenza.
Tontería, dice el amigo
y cediendo
me tiendo a su lado como cuando era joven
y lo ignoraba.
Pienso en todos los viejos
que desde un banco al sol
miran transcurrir las muchachas.
En mi padre y sus esquelas victorianas
a las niñas de los mandados.
Pienso en mi madre pulcra
cubriendo sus desnudos en un último gesto.
Pienso que los viejos son como todos
y apetecen sin pausa
si no han sido saciados.
El cuerpo gira ante sus ojos
con el gusto de lo prohibido,
como siempre.
Se los instala en la sabiduría
y no la tienen;
codician como jóvenes,
tienen pequeñas ternuras
como mi amigo,
tienen lascivas preferencias
que no les cuentan a los otros,
tienen derecho al amor
aun a costa del ridículo.
Y si pasan tomados de la mano
o se encierran en su mundo
con las persianas bajas,
tendríamos que mirarlos sin asombro
como a lentos vagabundos
o discretos amantes que renuevan caricias.

Emma Barrandéguy
Foto: Sam Caplat

viernes, 4 de agosto de 2017

Paseo



Descalzo entró en mi cuarto,
llovía y estaba acostada.

                                          Me levanté y salimos en el auto.

Él estaba triste, había llorado
por un desamor.
Él sabía, sin embargo, que yo soñaba
con un imposible amor
para mis años,
pero yo sabía también que a él
eso lo ponía contento.
Quería verme feliz y compartir algo conmigo.
Aunque fueran cinco días de dicha, decíamos.
Él lo había adivinado.
Y yo metía los pies en sus zapatos aplastados
mientras errábamos por Gualeguay bajo la lluvia.
Y el amigo y yo nos dábamos la mano,
solos y
acuñados por idénticos desencuentros.



Emma Barrandéguy

martes, 1 de agosto de 2017

Esa soy yo




Esa soy yo:
una mujer gastada y melancólica
con la mirada
que arranca de una infancia razonable
y una cabeza peinada
como corresponde
a una señora de tantos años.
Procuro que las canas
tengan su orden natural
que tranquiliza a los que miran,
aunque yo casi estoy segura,
después de todo,
que moriré sin haber sentado cabeza.

Emma Barrandeguy
Pintura:Hamish Blakely

lunes, 24 de julio de 2017

El apaciguamiento de las cosas



Todo está en calma.
Doy una mirada al cuarto:
Si muriera esta noche
mínimas serían las dificultades que siguieran.
No hay nadie ya despierto
y he concluido la última anotación
de lo que haré mañana.
Todo está encarpetado,
no hay ningún ángulo que sobresalga.
Casi no hay objetos redondos.
Los piolines en su sitio
y los suicidas sonriendo tras los vidrios.
Este poema es lo único que da
la clave de la madeja:
“Los monstruos, bien peinados, por dentro.”

Emma Barrandéguy 
Pintura: Gail Wegodsky

domingo, 23 de julio de 2017

Adolescente



¿Yo, adolescente?
Si de repente, aquí, ahora, 
se plantara ante mí,
¿tendría que saludarla 
como a una persona próxima,
a pesar de que es para mí 
extraña y lejana?
¿Soltar una lágrima, 
besarla en la frente
por el mero hecho
de que tenemos la misma 
fecha de nacimiento?
Hay tantas diferencias entre nosotros
que probablemente 
sólo los huesos son los mismos,
la bóveda del cráneo, 
las cuencas de los ojos.
Porque ya sus ojos son 
como un poco más grandes,
sus pestañas más largas, 
su estatura mayor
y todo el cuerpo recubierto 
de una piel ceñida y tersa, 
sin defectos.
Nos unen, es cierto, 
familiares y conocidos
pero casi todos están 
vivos en su mundo,
y en el mío 
prácticamente nadie
de ese círculo común.
Somos tan diferentes,
pensamos y decimos 
cosas tan distintas.
Ella sabe poco,
pero con una obstinación 
digna de mejores causas.
Al despedirnos, nada
una especie de sonrisa
y ninguna emoción.
Sólo cuando desaparece
y olvida con las prisas la bufanda.
Una bufanda de pura lana virgen, 
a raya de colores,
hecha a ganchillo
por nuestra madre para ella.
Todavía la conservo.


Wislawa Szymborska 

lunes, 17 de julio de 2017

Buscamos



Buscamos 
cada noche
con esfuerzo
entre tierras pesadas y asfixiantes
ese liviano pájaro de luz
que arde y se nos escapa
en un gemido.


Idea Vilariño

sábado, 15 de julio de 2017

Miedo



A veces me da miedo tenerte y que me tengas
por si uno de los dos se marcha antes que el otro
y no existe un futuro que nos una en las nubes
o que en otras galaxias no se lleve el nosotros
y vayamos en fila de a tres y sin mirarnos.


Ana María Drack
Giarrano

jueves, 13 de julio de 2017

Cartas de amor



No tires las cartas de amor
Ellas no te abandonarán.
El tiempo pasará, se borrará el deseo
-esta flecha de sombra-
y los sensuales rostros, bellos e inteligentes,
se ocultarán en ti, al fondo de un espejo.
Caerán los años. Te cansarán los libros.
Descenderás aún más
e, incluso, perderás la poesía.
El ruido de ciudad en los cristales
acabará por ser tu única música,
y las cartas de amor que habrás guardado
serán tu última literatura.



Joan Margarit

martes, 11 de julio de 2017

Eau de parfum




De la infancia, el olor
del musgo en las acequias, 
del barro, de las moras
y la extrema violencia de aprenderse.

Del mar, la última nota
de la última ola desplegada
antes de regresar y convencernos
de que no habrá sirenas.

De la noche, las leves veladuras
de un perfume italiano
todavía de moda.

De tu cuerpo, el aroma
de libro de aventuras
vuelto a leer; 
pero también de adelfas
desoladas y ardiendo.

Huele a vida quemada.


Aurora Luque

lunes, 3 de julio de 2017

Maleta



...de repente
me convertí en otra persona.
Soy tan sólo un turista en el mundo visible,
una de entre esas miles de sombras que
deambulan por las salas inmensas de los aeropuertos
y detrás de mí como un perro fiel con sus pequeñas ruedas
tengo a mi maleta verde.
Soy tan sólo un turista distraído,
pero amo la luz.

Zagajewski

domingo, 2 de julio de 2017

El verde




El verde que todavía
retiene el otoño; ese color
tan frágil, tan luminosamente
íntimo, ¿no te recuerda
al de tu propio corazón,
al de tu misma condición humana?

José Cereijo
Pintura: Félix Valloton

jueves, 29 de junio de 2017

Azar



Tú, que puedes creer, sentir que en unos ojos

un mundo cabe y tiembla; que es posible la dicha;
que hay mágicos instantes que encierran un sentido
que da hondura al vivir y ensanchar el alma;

que incuso en el dolor hay horas y paisajes

en que cabe habitar, saber; tú, que sostienes,
contra toda evidencia, que la belleza puede
justificar, salvar lo que devora el tiempo,

que una flor sabe a sangre, que por todo circula

la misma savia eterna y misteriosa,
¿como puedes decirte que es todo un mero tránsito

de la nada a la nada y que nada sostiene,

pura acumulación de sinsentido inútil,
y sólo un azar ciego gobierna su destino?


José Cereijo

domingo, 25 de junio de 2017

Nunca



Nunca me acerco tanto a ser mujer
como cuando abandono mis palabras,
repliego el abanico
tras el que ensayo risas de gioconda,
desciendo del tinglado de mis gestos
por peldaños estrechos y gastados
y me quito en silencio, a oscuras,
los adornos.
Alguien está conmigo a quien no veo,
que me recoge el alma como un traje arrugado
y me la va subiendo de los pies a los hombros:
la mujer que seré.
No alcanzo todavía a mirar cara a cara
a esa mujer secreta, que apenas si aletea
cuando deja de oírme trajinar (…)
Nunca veré sus ojos de sibila.
Ahora porque no llego a ellos, de tan altos,
de tan imprevisibles,
y un día (…) sustituirán el brillo mendaz de los espejos
y abarcarán muy serios,
bajo un toldo de sombra
-¿por qué pienso tan seria a esa mujer?-
la figura lejana e irisada
de aquella adolescente
que soñaba una vez con conocerla.

Carmen Martín Gaite
Klimt

viernes, 23 de junio de 2017

Clara en los Uffizi



Ibas despreocupada paseando
por  las salas del museo de los Uffizi,
sin saber hacia dónde dirigir tus dos ojos;
avanzabas quizá con el cansancio
del que ha recorrido Florencia todo el día.
No sabías que, de repente, allí
te iba a asaltar un poderoso símbolo:
el de la inesperada Belleza,
el ideal sublime de Belleza y Verdad,
ese que (todavía) nos hace a los humanos
más humanos.

Botticelli fue el nombre del artista.
La Primavera el cuadro.
No supiste qué hacer
y te quedaste muda.
Simplemente dejaste que hablase el corazón.
Y te pusiste a llorar.
Y llorabas,
y llorabas.

A la Verdad y a la Belleza sólo
le faltaban el gozo de tus lágrimas.


Antonio Colinas
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