Guardo en la nevera la manzana prohibida
por si aún llegaras a tiempo de
jugar a ser Eva,
por si tuvieras aún en tu mirada
la misma tentación de hace diez años,
por si quisieras –en un ataque de locura–
sacarme a mí del Paraíso.
Y mientras la serpiente ya se ha hecho
un sitio en el sofá –tan ricamente– yo,
guardo la manzana en la nevera.
Hay mordiscos que ya no son tan tentadores,
bocados que no saben tan jugosos,
lo sé bien.
Pero, por si alguna vez quisieras
conocer otros Edenes (¡quién sabe!)
–que sepas–
que aún guardo congelada
una manzana.
Sandra Sánchez.
Gracias Hilario.
1 comentario:
Gran poema!!
Besoss
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