Amo las tardes indecentes
en cafeterías para pitiminíes,
las malas artes de tu nombre
bailando entre mis labios.
La historia del té con limón
(a veces también con piel y azúcar)
y al camarero con su embarazosa dignidad
cuando nos ve casi desaparecer bajo la mesa.
Amo los ojos tiernos de lobo feroz
que pones
para intuirme bajo la ropa
y el escándalo de la lluvia
detrás de los cristales.
Silvia Ugidos
2 comentarios:
Me encanta. Besosssss
Salirse de la rutina,que brote la pasión donde menos te lo esperes, donde la sientas, esa es la vida.
eva
Publicar un comentario