He vuelto a ver tu mesa, tu silla, tus papeles.
He vuelto a ver el plato de loza en que comías.
He tocado despacio tus libros favoritos
y he cogido tu pluma,
y he dormido en tu cama, de tu lado,
poniéndome tu ropa,
usando tu cepillo.
Pero no importa,
irremediablemente,
voy a perder tu olor, que tanto quise.
Voy a perder tu voz y tu recuerdo
y voy a maldecirme muchas veces
por no haberme fijado en tantas cosas
y por no haber estado más atento pensando,
como todos, que era eterno cuanto yo amaba.
Sergio Alvárez