Yo enviudé de tantas casas en mi vida y a todas las recuerdo tiernamente.
No podría enumerarlas y no podría volver a habitarlas, porque no me gustan las resurrecciones...
Sólo una vez quise volver a una casa en que viví fue después de largos años en la isla de Ceilán (un día antes de caer bajo la picota)
Coincidencias como ésta quedarán en el misterio mientras existan las casas y los hombres.
Neruda
cuadro: Harald Sohlberg, 1902