habitaba en los muros,
las ventanas, las mesas
a veces se escondía detrás de un mueble
y sonreía al ver mi afán ingenuo
siempre esquiva, siempre más allá.
A veces me acompañaba un rato
y se dejaba zarandear por el fuego.
La felicidad estaba allí,
La felicidad estaba allí,
era un aroma mínimo
en el corazón de las cosas.
Carmen Cristina Wolf
Pintura: Goloubetski
5 comentarios:
Bella pintura y poesía, la felicidad algo tan subjetivo, supongo un conjunto de todo lo que nombra y más cosas que no se ven y están en el ambiente o en cada uno de nosotros.
Un abrazo
¡Oh me encantó!
Mi cariño y aprecio y siempre lo mejor.
Feliz año.
Querida Beatriz:
Te escribí ayer, y otros días, a tu correo electrónico. Solo quería desearte lo mejor, un feliz 2010 y agradecerte tus visitas y las músicas que suenan en tu página. A veces la abro y la dejo sonar hasta que la melancolía me desgarra un poco.
Me gusta mucho ese equilibrio de poesía y pintura. Cuídate. Antón Castro
La felicidad estaba allí,
era un aroma mínimo
en el corazón de las cosas.
Que bello poema en el cual nos abre la puerta a la posible "felicidad" escondida incluso en cosas muy pequeñas.
Un abrazo,
Rosa María
La felicidad es un encaje de aromas, frágil, intemporal y efímero.
Publicar un comentario