Un día por la mañana
al abrir la puerta,
encontraste en el
umbral
los zapatos de baile.
Era para besarlos
Era para besarlos
y tú lo hiciste
enseguida
y volviste a sentir alegría
y volviste a sentir alegría
después de tantos años,
todas las lágrimas
todas las lágrimas
largo tiempo contenidas
ascendieron a tu risa.
Luego te reíste
ascendieron a tu risa.
Luego te reíste
y desde el alma
rompiste a cantar
con la tranquilidad
con la tranquilidad
de la juventud...
No preguntaste
No preguntaste
qué hermosa
dejó los zapatos
dejó los zapatos
en
el umbral.
Nunca lo averiguaste
y, sin embargo,
Nunca lo averiguaste
y, sin embargo,
de aquel feliz
momento
aún vives con frecuencia...
aún vives con frecuencia...
Vladimir Holan
Pintura: Sara Andersen
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