domingo, 30 de septiembre de 2012

Día domingo...

Día domingo de salida de misa.
Las niñas se pasean con la moda 
recién llegada de Santiago
acompañadas por la banda de Regimiento 
que toca cumbias.
Los dueños de casa compran 
las primeras sandías y los diarios 
con las noticias frescas de los últimos crímenes.
Camino por las últimas calles 
de este lugar de bomberos, 
rotarios, carabineros, jubilados, 
tinterillos y profesores primarios,
allí los puñales del sol entran por las costillas 
de los pobres cercos de madera.
Siento los estertores de las postreras carretas 
y locomotoras a vapor.
Busco la paz tendiéndome en la pradera
condecorada por los girasoles
contemplando el glorioso oleaje del trigo
y los viajes infinitos de las nubes 
que van a llorar por nosotros.

Teillier
Pintura:Thomas Steve

sábado, 29 de septiembre de 2012

A veces sucede




  Me senté en la terraza.
el silencio era absoluto.
Veía encenderse y apagarse
las luces interiores
de las casas.
Un viento suave, húmedo,
me acariciaba el rostro...
es el mundo -me dije-,
y es un lugar maravilloso. 

Karmelo Iribarren
Pintura: Fabián Pérez

viernes, 28 de septiembre de 2012

Bella durmiente siglo XX

Elle avoit eu le temps de songer..."
Charles Perrault.

 
¿En qué soñaba la Bella Durmiente 
en su sueño que duró cien años?
¿Soñaba con la música muda
de los polvorientos oboes,
o con el hervir de las ollas
que las cocineras descuidaban?

¿Soñaba con los trabajos 
de su hermana la Primavera
que sin esfuerzo le preparaba
el encaje de los duraznos
para su boda interminable?
¿O con aquellos dedales de oro
que ella olvidó entregarle
para que la amaran las agujas?

Tal vez soñaba que era una cierva 
y que el cocinero piadoso
la hería para salvar a una nuera de una Ogresa.
O soñaba que su hijo era el día
y que la aurora era su hija
y que su abuelo era el tiempo
que pretendía devorarlos.

Tal vez soñaba con bosques 
donde no habrá ardillas ni lobos,
ni príncipes que pierden su camino
ni niños que crean en hadas.

Tal vez soñaba con los tiempos 
donde se preguntará qué es un pájaro
y donde la luna será sólo
una moneda inservible.

Amigo, no preguntes nunca

en qué soñaba la Bella Durmiente,
que este refrán te lo recuerde:
no hay mejor despertar que el sueño.

Teillier
Pintura: Nadezhda Ilarionova

jueves, 27 de septiembre de 2012

En el pueblo...

En el pueblo
donde algunos me conocen
como el poeta cuyo nombre 
suele aparecer en los diarios,
paseo por la Calle Comercio
que ahora se llama Avenida Bernardo O¨Higgins
(Como en Santiago)
He comulgado con la tierra.
voy a la Sidrería
allí están los parroquianos de siempre
y me saludan mis viejos compañeros de curso
que sueñan con ser alcaldes o regidores 
o comprarse una citroneta
Ha cerrado el cine,
aún quedan affiches 
que anuncian películas de sepia.
A lo largo de los cercos
las ortigas siguen hablando 
con su indestructible lenguaje.
En el techo de mi casa 
se reúne el congreso de los gorriones.
Pienso por primera vez
que no pertenezco a ninguna parte,
que ninguna parte me pertenece.

Teillier
Pintura:Griffeth

miércoles, 26 de septiembre de 2012

La Licorne


Se sostiene la isla sobre un campo de gules,
leopardos y raposas. La dueña, en su escabel,
se recoge el brocado y en sus vueltas de seda,
sobre el regazo apoya blandamente las manos
el gentil unicornio y sella con su imagen
el espejo de azogue que le muestra la dama.





María Victoria Atencia
Cluny Dame a la Licorne

martes, 25 de septiembre de 2012

Dylan Thomas


Dylan Thomas
que se cortó el ojo con una rosa,
al que los periodistas preguntaban
si había leído a Villon,
el loco galés alucinado
con los bolsillos vacíos
y el alma de niño,
bebiendo para olvidar mundo y adultez

Roger Wolfe
Pintura: John Augustus

lunes, 24 de septiembre de 2012

Duquesa de Alba

 


Los arrebatos tienen sus regresos de frío
También los del amor, los del arte. Son rojos
lazos y cuentas. Lo demás, un alba
cercando a la señora.


 Su mano avanza un dedo
que con imperio suave se recorta en los grises.



 Se lleva el viento tantas palabras entredichas,
y detiene su soplo sobre la blanda arena
en el rincón que firma don Francisco de Goya.



María Victoria Atencia
Pintura: Goya. Duquesa de Alba de negro 1797 Detalles

domingo, 23 de septiembre de 2012

Venice



Tate Gallery
Santa María dela Sallute atardecida,
te vas, nos vamos, vamos
en desvaídas góndolas
perdiéndonos otoño adentro por sus ocres.
Te conocía en sueños.
Hoy, al fin, ya me tienes.



María Victoria Atencia
Pintura:
Turner

sábado, 22 de septiembre de 2012

Si mi mano...


Si mi mano acaricia la cretona de pájaros
inglesa y he encendido el quinqué y hay un lirio
en la opalina y huele a madera de la casa,
puedo llegarme al verde y al azul de los bosques
de Aubusson y sentarme al borde de un estanque
cuyas aguas retiene el tapiz en sus hilos...

María Victoria Atencia
Pintura:
Agnes Goodsir

viernes, 21 de septiembre de 2012

Un poeta


Un poeta no debe en primavera
cruzar solo la tarde de los parques.

Bajo las ramas se abrazan las parejas
y la yerba humedece.

No debe pasear
en primavera solo por los parques.

Hay nubes lanceoladas, vuelos, restos
de amor usado ya en la tierra, y las lilas,
tan suaves las lilas, cómo hieren.

En primavera es peligroso el mundo.


Juan Cobos
Pintura:
Claudette Enman

jueves, 20 de septiembre de 2012

¡Ojo!


Cara angelical,
mirada vagarosa,
fina, muy fina,
femenina,
una gatita de angora,
dulce al tacto,
mañosa,
delicada,
y con más veneno dentro
que la jodida
serpiente
del Edén.

Karmelo Iribarren
Pintura:
Graber

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Pintura inglesa


No hay gozo ni dolor: una inmovilidad
aprendida de siglos se mantiene en su rostro
tan hecho ya a aguardarme. El vaho de la taza
de té con que me obsequia en el lienzo se alza
y un instante desdobla la mujer de su tiempo.

María Victoria Atencia
Pintura:
Agnes Goodsir

martes, 18 de septiembre de 2012

El mundo de Cristina


Tuve también su edad, y tendida en la hierba
supe de un sol a plomo sobre el verde agostado,
de un ardiente silencio en el que me envolvía,
y de una brisa súbita –yerta quizá- de aviso,
hiriéndome las sienes.
Tuve su edad. Me he vuelto
descompuesta sin duda, sobre mí,
para mirar mi casa alzada en la ladera
–la polilla royendo mi enagua en los armarios-
sin que siquiera a un ramo de glicinias pudiese
detraerle una gota de su zumo.
Me he vuelto,
confundido mi nombre, para salvar mi casa,
aunque siga en un cuadro donde tan sólo espero
que irán a dar razón de mi nuca los ánsares.


María Victoria Atencia
Pintura: Wyeth

lunes, 17 de septiembre de 2012

Mermelada inglesa


Sobre el aparador, en su envase, me aguarda
dulce y agria a la vez, reluciente y equívoca,
elaborada en todo conforme a su receta
-reunidas las semillas, troceadas las mondas...,-
para el placer agónico de cercarme los labios
en el acontecer mudable de los días.

María Victoria Atencia
Pintura:
Isabel Guerra

domingo, 16 de septiembre de 2012

Rain


National Gallery


En Trafalgar Square,
hacia las cinco he visto llegar entre la lluvia
una locomotora.
Hay ráfagas que cruzan
el amarillo cadmio y los sienas tostados.
Turner ha vuelto a casa.



María Victoria Atencia
Pintura: Turner
. Rain, steam and speed.
Gracias, Ana

sábado, 15 de septiembre de 2012

Souvenirs


Pequeños elefantes de ébano
estilográficas, donquijotes,
estuches, pitilleras...;
ahí,
desperdigados
por los anaqueles.
Pueden pasar
incluso años
sin que repares en su presencia;
no importa,
una simple mirada,
y algo de entonces
vuelve.

Karmelo Iribarren
Mi cajita de música de Avignon

viernes, 14 de septiembre de 2012

Naranjo en flor


...Dolor de vieja arboleda,
canción de esquina
con un pedazo de vida,
naranjo en flor...


Homero Expósito

jueves, 13 de septiembre de 2012

Programa doble


La de miedo
empezaba después,
cuando salíamos
a la calle,
y allí
no estaba
John Wayne.

Karmelo Iribarren
Pintura:
Rochfort

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Velas


Los días del futuro están delante de nosotros
como una hilera de velas encendidas
-velas doradas, cálidas, y vivas.
Quedan atrás los días ya pasados,
una triste línea de velas apagadas;
las más cercanas aún despiden humo,
velas frías, derretidas, y dobladas.
No quiero verlas; sus formas me apenan,
y me apena recordar su luz primera.
Miro adelante mis velas encendidas.
No quiero volverme, para no verlas y temblar,
cuán rápido la línea oscura crece,
cuán rápido aumentan las velas apagadas.
Kavafis

martes, 11 de septiembre de 2012

I am rooted


I am rooted,
but I flow.

Virginia Woolf
Pintura:
Douglas Hofmann

domingo, 9 de septiembre de 2012

Historia de la literatura


¡Dios mío!
qué paciencia
la de algunos
anaqueles.

Karmelo Iribarren
Pintura:
Colin Thompson

sábado, 8 de septiembre de 2012

Una mujer


Una mujer
a la que no sólo
no le falta
de nada, sino
que tiene para dar y tomar
de todo lo que a los hombres
-por mucho que digamos
lo contrario-
tanto nos gusta
en las mujeres:
feminidad, sutileza,
clase, buen humor,
ternura,

y una carcasa alucinante.

Ésa eres tú.

Karmelo Iribarren
Pintura:
Annick Bouvier

viernes, 7 de septiembre de 2012

Ni la menor idea



Le había dicho
que sí,
que le quedaba bien,
que me gustaba mucho,
que estaba como dios
con el vestido rojo.
Se lo había repetido
veinte veces,
pero nada le parecía suficiente.
Volvió a la carga.
Quería saber por qué,
cuál era la razón,
que le dijese cosas.
Le dije que realzaba su figura,
la estilizaba, le imprimía
carácter,
y que además le daba
un toque alegre,
ligeramente golfo,
juvenil..., en fin,
lo que se dice
en estos casos.
Pero todo fue inútil.
Me miró como si fuese
un mueble roto,
como se mira a un imbécil,
justo antes de decírselo.
Me llamó mentiroso,
aguafiestas,
falso.
Me dijo que como poeta
a lo mejor llegaba
a algo -aunque
habría que verlo-,
pero que como hombre
desde luego
era un puto desastre.
Que no tenía ni la menor idea
de cómo tratar a las mujeres.
Que era más frío
que un "témpano".
Sí, eso fue lo que dijo.
Lo sé porque, tras
largarse de un portazo, miré
en el diccionario
la palabra.
Y me hizo mucha gracia,
Tanta, que escribí
este poema.

Karmelo Iribarren
Pintura:
Jacqui Faye


miércoles, 5 de septiembre de 2012

Ana


Hay palabras
que cuando las pronuncias
te dejan un gusto sabrosón
en la boca,
un sabor dulciamargo,
que es el sabor más rico,
el que más place.

Palabras que son
como una cerveza fresca
en pleno mes de agosto
en Sevilla
y creo que me explico.

Una de ellas
tiene solo tres letras,
es capicúa,
y cuando la pronuncio
y estás tú,

me dices qué.


Karmelo Iribarren
Pintura:Blakely
Gracias Ana


Tarde a solas


Vacía la casa donde tantas veces
las palabras incendiaron los rincones.
La noche se anticipa
en el piano mudo
que nadie toca.
Voy a solas desde un recuerdo a otro
abriendo las ventanas
para que tu nombre pueble
la mísera quietud de esta tarde a solas.
Ya nadie inmoviliza las horas largas y cerradas
a toda dicha mía.
Y tu recuerdo es otra casa
grande y quieta
por donde yo tropiezo sola.
Y mis latidos forman una hilera de pisadas
que van desde su puerta hacia el olvido.


Norah Lange

Pintura:Kelvin Lei

martes, 4 de septiembre de 2012

Las muñecas


...Antes de acostarnos
debíamos de poner los juguetes en su sitio.
A mí no me bastaba agrupar las muñecas,
procurarles la ternura suficiente
del contacto de sus brazos.
Cuidaba además sus posturas.
A veces era necesario que me levantase de noche,
para ir, a escondidas,
al cuarto de los juguetes
y cerciorarme de que ninguna
mantenía un brazo en alto,
la cabeza agachada
o dada hacia atrás.
No hubiera podido dormir pensando
en que se pasaría toda la noche
con una pierna encogida,
sentada de costado,
en una posición incómoda
...

Norah Lange
Pintura:
Stanislav Prokopenko

lunes, 3 de septiembre de 2012

Las palabras


“Por las tardes,
mientras las hermanas practicaban
escalas en el piano
o aprendían a zurcir medias
en esos grandes huevos de madera
que ya casi nadie utiliza,
sentada en el suelo,
yo me distraía con mi pasatiempo favorito.
Con una tijera recortaba palabras
de los periódicos locales y extranjeros,
y las iba apilando en montoncitos.
La mayor parte de las veces
desconocía su significado,
pero eso no me preocupaba en lo más mínimo.
Solo me atraía su aspecto tipográfico,
la parte tupida o rala de las letras...
Las recortaba, únicamente,
para buscar en ellas esa resonancia, un poco difícil,
de las palabras menos usuales,
de las palabras que siempre me atrajeron más
y que viven como separadas de las otras.
Las letras enmarañadas,
los palotes tiesos de las eles y de las tes,
me proporcionaban más distracción
que un juego de paciencia.
Y fue así como, mientras oía los nombres
de Nelson, de Napoleón...
inconscientemente facilité,
con ese solitario tipográfico,
el error de creer en la palabra en sí,
en su belleza aparente,
que sólo alcanzaba su plenitud,
detrás, adentro de sí misma.”


Norah Lange
Pintura:Walter MacEwen

domingo, 2 de septiembre de 2012

La calle de la tarde


Una mañanita azul
el sol cayó en mis manos.
Los rayos se pasearon por los caminos
de mis brazos
El beso de oro
hizo sangrar mis dedos.
todo el cristal se rompió de llanto
y el camino
largo como un siglo
formó otro horizonte.
Tus pupilas como pájaros sin alas
abarcan la mañana.
La ciudad hunde su grito
tras un sufrimiento de luz.
Medio día de sol y de organitos.
El dolor se adhiere a las rejas
con un vago temblor de enredadera.
Una ausencia de limosna
sobre la mano fría.
La calle se acoge a los árboles.
El umbral de mi casa
traduce sus penas
con un rosario de pasos.
Mi corazón se abre a la tarde.
La tarde se oculta tras las rejas
como una mano hospitalaria.


Norah Lange
(la calle Tronador)
Pintura: Laszlo Gulyas

sábado, 1 de septiembre de 2012

Despedida


Inclinadas sobre los últimos baúles,
los ojos doloridos de llorar tanto,
la madre aseguraba algún cerrojo,
incluía algún objeto olvidado.
Nosotras vigilábamos sus idas y venidas,
aguardando la oportunidad
en que se hallara ocupada por largo tiempo,
para salir al jardín.
Cuando la vimos detenerse frente a la mesa
con un sinnúmero de papeles en las manos,
cambiamos la señal convenida,
y a los pocos instantes nos reuníamos
en el camino de álamo que bordeaba la quinta.
- "Empecemos por el lado del portón"
-anunció Irene.

La sombra de los troncos apenas permitía
que las nuestras, mucho más pequeñas y delgadas,
se acostaran a grandes intervalos sobre la tierra.
Ya junto a la puerta dejamos que Irene
se distanciara algunos metros de nosotras.
Marta iba detrás, seguida de Georgina,
Susana y yo, todas atemorizadas por la oscuridad,
por las figuras extrañas
que la luna creaba entre las ramas.
Era la última noche que pasábamos en Mendoza,
y por separado, habíamos coincidido en el deseo,
en la ternura de despedirnos, uno por uno,
de los árboles familiares que no veríamos más.
La figura de Irene disminuía junto a los grandes troncos
y su cabeza se acercaba a ellos, momentáneamente.
Un poco más atrás, nosotras hacíamos lo mismo;
besábamos la corteza áspera de una rama,
la dulzura fresca y húmeda de una hoja
que nos rozaba el rostro.

A veces era necesario que nos alzáramos
sobre la punta de los pies,

para alcanzar una rama muy alejada.
Otras, procurábamos
que un tronco demasiado rugoso

no nos lastimara los labios.
Cuando regresamos a la casa,
ninguna de nosotras se atrevió a hablar
y nos dirigimos, en silencio,
hasta nuestros cuartos..."

Norah Lange.
Cuadernos de infancia

Pintura: Dina Budginas
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